Enseñar como homenaje a mis profes

Jeanfreddy Gutiérrez
3 min readSep 16, 2022

Hace unos años me dijo que no tendría que estudiar más, que lo que hacía falta ya lo sabía. Sonaba a mucha sabiduría, a esa que proviene de explorar dentro de mí mismo y entender el universo a través del autoconocimiento. Y eso implicaba un revés a mi lógica, a mis deseos de leer mucho, de aprender más, de siempre estar a la búsqueda de ese conocimiento liberador de saberlo todo.

Así que me inscribí en la maestría, para entender que me desilusiono rápido, por orgullo y necedad, creyendo que los demás no saben lo suficiente para enseñarme algo o mostrarme algo que podría descubrir por mí mismo. Tratando de escuchar también, tanto como puedo, pero sabiendo que debo hacer un esfuerzo especial por no subestimar, casi siempre injustamente, el ángulo válido de la otredad, de un gol pateado desde cualquier rincón, de miles de millones de posibilidades plausibles.

Es fácil creerse un impostor, insuficiente, incompleto. Que aún no hay suficiente en este microcosmos que creo tan grande para realmente entender la inmensidad de todo el exterior. Como si mis moléculas, átomos, existencia no fuese tan igualmente poderosa como la de los demás, aunque diciéndolo suene a aprobación, después del punto queda intacta la duda.

Liderazgo, es lo que me han dicho que tengo, pero he aprendido que no jefaturas. Si debo enumerar logros puedo hacerlo como manager de artistas, activista social, enseñando a niños en el dojo, siendo el alma de la fiesta.

Así logré que bandas pequeñas tocaran en muchísimos lugares, más de lo que habría logrado por sí mismos, metiéndolas en problemas que antes no hubiesen tenido, creando eventos interesantes y exitosos, incluso ganando dinero donde era improbable que existiera algo, pero especialmente sintiéndome realizado mientras había felicidad en montones de involucrados directos e indirectos, así como la respectiva dosis de odio, envidia y rivalidad.

Defendiendo el ambiente, queriendo una mejor ciudad, escribiendo al respecto logré estar entre 500 activistas jóvenes contra el Cambio Climático en Estambul, entre colegas periodistas en Costa Rica, invitado a eventos, entrevistas, movimientos políticos y charlas, cumpliendo 5 años de trabajo social ininterrumpido.

Siempre inquieto, luego creé una iniciativa que llevó alimentos a cientos de niños en pobreza extrema en la zona más violenta, ambientalmente afectada y vulnerable de mi ciudad, involucrando a decenas de personas en varios países del mundo y en Venezuela mediante donaciones, crónicas y colaboraciones aprendiendo mucho de mí mismo y los demás, especialmente de la compañía de mi esposa en otros tres años de labor.

Logré superar mi propio orgullo al convertirme en un estudiante de artes marciales, en que la disciplina, la obediencia y salir de la zona de confort por fin me permitieron someterme para crecer. Superé las pruebas distintas que implican empezar de cero a los finales de los 30 años, empatizar, aprender de la derrota, de la victoria y de la frustración, para de nuevo ser un ejemplo para que otros siguieran.

También lo hice en ámbitos familiares, sin suplantar ni imponerme sino inspirando a recuperar o reinventar costumbres para sentarnos todos juntos en una mesa por Navidad y Año Nuevo.

Aún así, he tenido muchas más dificultades cuando se trata de ocupar cargos laborales de autoridad. Allí me he sentido menos ágil, menos capaz de liderar, empujado por la necesidad de dar resultados y conservar el empleo, sintiendo que estoy a merced de las decisiones de otras personas. Pero una vez me ofrecieron ocupar un cargo que nacería conmigo mientras quienes trabajaron conmigo lo harían como aprendices, así que fui profesor, jefe y guía, logrando evolucionar rápido, involucrar a más personas de forma voluntaria y ser extrañado ¡dos veces! hasta que decidí tomarme un descanso tras varios años de éxitos.

Y ahora se abre una nueva oportunidad de hacer algo que me gusta muchísimo, para lo que he acumulado muy gratas experiencias y que al mismo tiempo me reta, me da oportunidad de inspirar, liderar y aprender: ser profesor, maestro, senpai, una posición de responsabilidad que respeto desde el cariño del recuerdo que tengo a quienes me han enseñado e inspirado, ocupantes del máximo escalafón entre mis querencias y pensamientos.

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Jeanfreddy Gutiérrez

Periodista, metalero, ecologista, bloguero, ciberdisidente, activista de la ciudadanía, cantante de @MyOwnCreationV e impulsor del Picnic Urbano Maracay